jueves, 25 de diciembre de 2008

Incesto Navideño

Una tal Jacqueline cambió su remite y hoy nos vemos obligados a leer sus relaciones epistolares con individuos, a todas luces, obscenos y repletos de pecaminosas prácticas, seguramente figuradas. Oh santa inquisición, si pudieras volver, pero las fogatas yacen sin arder por falta de suministro de butano, una nueva güelga de los repartidores nos obliga a convivir con tan desagradables individuos y sus putos escritos.

Querida hermanita:

Hoy, también, me he despertado duro, durísimo. La imagen de tu provocador culo revolviéndose sobre el nuevo escarpé de rojo encaje, no deja de perseguirme hasta bloquearme.

Te luciste suplicando un azote y hasta pellizcos te hubiera ofrecido como preámbulo al sin fin de tiernos besitos con los que cubriría tus apetecibles y siempre desafiantes nalgas.

Poder, después, en la cómplice y silenciosa despedida amasártele, como un escultor privilegiado, es el mejor obsequio que Santa Claus ha sabido darme.

Exquisita y exhibicionista hermanita parto esta misma noche hacia Melbourne, sabes como dar conmigo. Me siguen gustando las siestas.

Au revoir petite soeur.
Merci Jacqueline.

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