domingo, 13 de noviembre de 2011

Tomás Segovia (1927 - 2011)

HOY pesa un cielo torpe y apagado
los pájaros se han vuelto perezosos
el día avanza renuente
sin ganas de decirnos nada

este lastre en el tiempo ¿quién lo ha puesto?
¿son las densas arenas de todas mis desidias
de todo lo que he ido abandonando a medias
y no tuve la fuerza de hacer mío?
¿Es que al fin estoy rengo por no estar a la altura?
¿Es por no haber vivido?
¿o es poruqe casi todo está vivido
y ésta es la lentitud con que encalla una vida
que ha llegado a su playa?

Moroso cielo afónico,  yo preguntar pregunto, pero tampoco un día como éste me quedaré sentado en mi pregunta. 

...

LO QUE quisiera yo no es acordarme
es colgarme apoyarme aferrarme abrazarme
sentarme encima de las viejas horas
casi aplastadas
es cabalgarlas yo y que me lleven ellas
volver a viajar en su viaje
sacarlas ya de ese bolsillo
donde las guardo a oscuras viviendo de migajas
y que me digan siempre interminablemente
que no se van a ir
que estaremos juntos para siempre
que no me van a dejar solo
y sobre todo por piedad que digan
que nunca me engañaron
ni me engañarán nunca
que vivir era eso.
 

martes, 7 de junio de 2011

adiós querida typewriter

Tal y como ocurrió con las prodigiosas linotipias, ciclostil etc. etc. ahora la terrible "plaga" de la modernidad guillotina a nuestras queridas "máquinas de escribir".

Cierra la última fábrica del mundo de máquinas de escribir

Las máquinas de escribir fueron un adelanto increíble en su época y marcaron un elevado número de cambios sociológicos y hasta de iconografía. Los escritores dejaron la pluma y las manchas de tinta y se lanzaron a teclear con furia sus máquinas de escribir.

Hasta ahora, las máquinas de escribir habían ido sobreviviendo en medio del salto al ordenador. Hasta no hace tanto, aún era incluso posible encontrar dónde recibir clases de mecanografía. Aunque su era ha llegado definitivamente a su fin: las máquinas de escribir han muerto.

Godrej and Boyce era la última compañía en el mundo que seguía fabricando máquinas de escribir en su factoría de Bombay.

Según informó el Daily Mail, 'Godrej and Boyce', la última fábrica de máquinas de escribir que seguía en activo, ha terminado por cerrar sus puertas. Los ordenadores, tablets y hasta el teléfono móvil han terminado de rematar a la clásica máquina de escribir, cuyo repiquetear de teclas acompañó a periodistas y escritores de todo el siglo XX.

La empresa 'Godrej and Boyce' había comenzado su andadura en Bombay en los años 50, cuando la máquina se convirtió en símbolo de los nuevos tiempos y del progreso económico, aunque la primera máquina de escribir vió la luz en Estados Unidos nada menos que en 1867.

Por el momento, la compañía guarda un stock de unos pocos centenares de equipos. Hasta 2009, producían al año entre 10.000 y 20.000 máquinas de escribir.

La máquina de escribir no morirá mientras latan corazones románticos...

fuente: entre otras www.rtve.es

lunes, 7 de febrero de 2011

Julio Florencio CORTAZAR (1914-1984)

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sústalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias”.

Rayuela. Capítulo 68.
Amor y sexo encriptado.

Jorge Fco. Isidoro Luis BORGES (1899-1986)

Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad.

El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda transmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.

La Casa de Asterión.