jueves, 26 de febrero de 2009

Henry Marfrafe

En verdad no creo que siga en Sidney, pero el matasello de su última misiva así lo constata.

Tu partitura es susurro
una brisa en la mirada
nunca pides
siempre das.

Y pasan las noches en silencio
acumulando gemidos
estrangulados, mudos.

El veneno de los días
brilla en los parpados
sabores de mar amargo
que luchan por tu ternura.

Humedeces tus sueños
para saberte vida
cautiva de unas entrañas
que aún te conservan viva.

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