viernes, 26 de abril de 2013

Epitafio amoroso a dos mujeres irrepetibles.

"Pseudo confesión epistolar de un peregrino enamorado"

Nunca pensó que el Amor, el de mayúsculas, debiera separar a hombres y mujeres que realmente se quisieran, hoy le obligaban, condenaban a que eso puede y debe ser así; para evitar el dolor, la tristeza, las ausencias, las lagrimas continuadas....

Gracias, por parar vuestros relojes y calendarios en mí,  las dijo, el humilde y enamorado peregrino, quedando eternamente agradecido.

Quizás queridas hermanas estáis en lo cierto, y para ser imperecederos debamos paralizar amores, pasiones y sueños, tiñendo en Blanco platónico todos los poemas derramados (como Juan Ramón Jimenez)

*... mas, los poetas mienten demasiado.
"Así habló Zaratustra"

Pudiera suceder que transcurra un tiempo hasta volvernos a ver, motivo que me empuja a sintetizaros, para el recuerdo, en una sola imagen: felices, guapetonas, sonrientes, sin pesadillas de futuros, ni pretéritos asfixiantes, solo una fracción de segundo para manteneros cerca.

P.D.: espero no seamos tan estúpidos y obstinados (va por mí) como para -anular- nuestra siempre sincera y cariñosa Amistad.   Siempre nos quedará el mail (maileando) para sabernos.

Siempre Vuestro.

Henry Marfrafe.

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